¿Cuan difícil es soportar la soledad que lo embarga?
Cuando el amanecer roza sus alas
y debe resguardarse bajo su lápida
en eterna espera del retorno de la oscuridad anhelada.
¿Cuanto placer es el que siente al llegar las sombras,
escapar de su bóveda y en ansiante vuelo
encontrar una víctima y… satisfacer sus ansias?
¿Puede compensar el deleite de incrustar sus garras,
desgarrar las venas y clamar su sed
hundiendo los colmillos en sangrantes gargantas
a la soledad que en algún momento confunde su maldecida ánima?
Puede…
La soledad de quien no tiene alma,
no es luz, no es maldición, no es un abrazo a la nada,
es su refugio…
donde se guarnece en espera se su próxima caza.
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