Eternidad

domingo, 19 de septiembre de 2010

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He caído en el abismo más profundo,
hundiéndose mi alma en la absoluta oscuridad,
vagando en las espectrales sombras
que pueblan la orbe infernal.

Resurgí de esa lóbrega profundidad,
descalza de sentimientos, desnuda de vida,
pero aún así viviendo,
o… tal vez eternamente muriendo.

De humana solo tenía la forma,
por alma, un tenebroso silencio.
Inmensas alas negras crecieron en mi cuerpo,
mis manos fueron garras desangrando el tiempo.

En medio de las tinieblas encontré mi razón…
beber para seguir existiendo.
Y...

Emprendí el vuelo.

XXXV

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No te detengas...
no importa las piedras que encuentres en el camino,
menos aún los recodos que te prepara el destino.

Sigue siempre adelante... levanta tu mirada al cielo
deja que bese tu rostro la lluvia de primavera,
siente la energía que baja de las estrellas
La soledad no será...
La tristeza se evaporará...

Necesito…

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Necesito tenerte aquí… en este momento,
quiero sentir tus manos acariciando mi figura.
Perderme en la dulzura de tus labios,
saborear lentamente la humedad de tu piel.

Necesito que estés aquí… conmigo,
que tus yemas graben huellas ardientes en mi cuerpo.
Te enloquezcas de pasión entre mis pliegues
y susurres en mi oído tu placer.

Quiero construir estremecimientos del tacto
y transformar los suspiros en gemidos ahogados.
Perdernos en la lujuria que nos abraza
cuando tu cuerpo se enreda entre mis piernas.

Quiero sentirte aquí, muy dentro,
cuando se elevan las pulsaciones en mi pecho,
para ahogar un tu boca un alarido
en el instante que te diluyes en mi centro.


Mi negra alma

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Quise buscar mis sueños
pero no pude encontrarlos…

Hallé ensangrentadas las lágrimas,
mis fantasías estaban congeladas
y la ilusión había muerto de pena
olvidada en una lóbrega grieta.

Los recuerdos estaban perdidos en un sombrío laberinto,
las sonrisas talladas con una daga oprimían las entrañas
y las miradas estaban fijas en un profundo vacío.

Enredada en los brazos de la melancolía
encontré los resquicios de mi negra alma.
La miré… y la deje donde estaba.

Ya no valía la pena salvarla…

Seré aquello que necesites que sea

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Por esta vez no quisiera ser una dama frágil y delicada,
no ser una simple visión lánguida que sueña
que un día un príncipe azul llega a su ventana para rescatarla.

Por esta vez quisiera ser un caballero de capa y armadura
que defienda tu alma y te dé el consuelo que tu corazón reclama.
Blandir una espada de plata para alejar a los monstruos
que lastiman y acorralan tu espíritu dejándolo vacío.

Quisiera ser aquello que necesitas que sea para ser feliz,
para sentirte completo, para que la tristeza no roce tu alma.
Quisiera ser aquello que te dé paz, que te regale sonrisas
y poder cuidarte de todo aquello que pueda lastimarte.

Quisiera ser no solo tu dama, sino también tu caballero de capa y espada,
ser frágil y enamorada cuando mi amor reclamas
y ser fuerte y brava cuando deba defenderte de oscuros fantasmas.

Hoy quisiera ser, aquello que necesitas.
Quisiera transformarme en brisa para rozar tu cara
y en rayo de sol para darte el calor que ansía tu alma.

Quisiera ser todo ello y mucho más,
ser todo lo que tu quieras que sea…
Todo aquello que haga falta para hacer brotar una sonrisa en tu cara
y aquello que alcance para hacerte saber que no estás solo.

Hoy seré tu dama y también seré tu caballero de capa y espada…