El ángel caído

domingo, 21 de junio de 2009

 


Atravesando el oscuro firmamento,
regresaba de mi nocturna rutina de caza.
Saciada la sed que cada noche me embargaba,
satisfechas las ansias de venas desgarradas.

Divisé sobre un muro un pensativo ángel de alas quebradas.
Detuve mi vuelo en aire y descendí a aquella playa.
Se perdió mi consciencia en esas pupilas que me observaban.
Se erizó mi piel, percibí el bullir de la sangre en mis entrañas.

Se entreabrieron mis labios en súplica muda, deseando que se acercara,
que calmara el anhelo que le daba luz a mi negra alma.
Pareció leer mi mirada…
Se irguieron sus plumas mientras avanzaba.

Y supe que existe un placer mayor que la sangre que me alimentaba,
cuando el ángel caído me envolvió con sus alas y…
suavemente me besaba.

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