Transición

viernes, 20 de marzo de 2009

 


La noche dio paso al día...

Ya era muy tarde cuando desperté en la habitación vacía,
había sobre la alfombra dos copas y una capa tendida
Me acerqué a la ventana y descorrí las cortinas,
el mortecino reflejo del crepúsculo dañó mis pupilas.
Un débil rayo de sol quemó mi piel... me ardía…

Me sentía muy extraña... estaba confundida...

Los sucesos de la noche eran una nube borrosa en mi mente.
Se sucedían como en una película antigua.
¿Eran reales o solo una pesadilla?
Retiré el velo negro que cubría el espejo,
no veía mi reflejo, solo podía ver la alcoba vacía.

Alguien entró en la habitación en ese momento
No lo miré, no me importaba...
Estaba tratando de desentrañar lo que sucedía...
Levantó las copas... escuché el ruido a cristales rotos,
y un imperceptible gemido...

La habitación se inundó de un aroma embriagante
enardeció mis sentidos… olvidé todo...
Se apoderó de mí una necesidad irrefrenable de beber
de probar ese líquido cuyo aroma me excitaba...

La miré... cubría su mano con un pañuelo de seda
espesas manchas rojas se esparcían sobre la tela.
Esa sangre que se escurría… me hechizaba… me atraía…
Solo quería llegar a ella… saborearla... beberla...

Di dos pasos, extendí mis manos y la miré a los ojos
Su rostro había perdido todo el color.
En su mirada, el más absoluto horror se reflejaba.

Quedé paralizada... ¿qué le ocurría?
¿acaso no me conocía desde que era niña?
¿qué la atemorizaba...?
Un espeluznante grito brotó de sus labios
y huyó de habitación aterrorizada.

Y yo seguía sin entender que pasaba....

Llegó la noche... una suave brisa jugó con las cortinas.
Al levantar la vista te vi junto a la ventana.
Eras el ser más hermoso que hubiera visto jamás.
Me hipnotizabas... me seducías...
Recordé las pasadas noches… recordé tus visitas…
Extendiste tu mano, la tomé entre las mías...

Y entendí...

Habías venido a buscarme,
para iniciar juntos el camino oscuro de los sin vida....

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