XXXI

viernes, 20 de marzo de 2009

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Roce de piel sobre piel.
Suspiros acariciando.
Manos rozando.
Besos que devoran.

Alba que sorprende
dos cuerpos exhaustos.
Agonizantes de pasión.
Olvidados del mundo.
Concentrados en el amor.

No hay nada

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No hay nada que tenga que recordar,
porque nada me hace feliz.
Nadie me hace compañía y ya olvidé como era sonreír.

Ya no grito, ya no lloro, ya no siento,
simplemente soy un recuerdo muerto.

Y ni siquiera sopla el viento para poder trasladarme,
solo estoy estática detenida en medio de la nada.

¿De donde vengo?
¿A donde voy?
¿Como es que estoy donde estoy?
Tampoco lo sé.

Sólo sé que te amo...
sé que no me amas...
y ya no me encontraré...

Ese beso...

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Ese beso que dibujé en el aire,
con mis labios hambrientos
de tu sabor y tu carne.

Ese beso que nunca fue
pero sin serlo igual lo siento
muy profundo en mi pecho.

Ese beso es el que vuela
atravesando ríos, lagos y mares.
Impregnado con el sabor
de mis sueños y mi amor.

Ese beso es el que llega en el suspiro de la brisa,
haciendo humo de las distancias
y perdiéndose en tus labios,
para en los míos grabarte.

Transición

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La noche dio paso al día...

Ya era muy tarde cuando desperté en la habitación vacía,
había sobre la alfombra dos copas y una capa tendida
Me acerqué a la ventana y descorrí las cortinas,
el mortecino reflejo del crepúsculo dañó mis pupilas.
Un débil rayo de sol quemó mi piel... me ardía…

Me sentía muy extraña... estaba confundida...

Los sucesos de la noche eran una nube borrosa en mi mente.
Se sucedían como en una película antigua.
¿Eran reales o solo una pesadilla?
Retiré el velo negro que cubría el espejo,
no veía mi reflejo, solo podía ver la alcoba vacía.

Alguien entró en la habitación en ese momento
No lo miré, no me importaba...
Estaba tratando de desentrañar lo que sucedía...
Levantó las copas... escuché el ruido a cristales rotos,
y un imperceptible gemido...

La habitación se inundó de un aroma embriagante
enardeció mis sentidos… olvidé todo...
Se apoderó de mí una necesidad irrefrenable de beber
de probar ese líquido cuyo aroma me excitaba...

La miré... cubría su mano con un pañuelo de seda
espesas manchas rojas se esparcían sobre la tela.
Esa sangre que se escurría… me hechizaba… me atraía…
Solo quería llegar a ella… saborearla... beberla...

Di dos pasos, extendí mis manos y la miré a los ojos
Su rostro había perdido todo el color.
En su mirada, el más absoluto horror se reflejaba.

Quedé paralizada... ¿qué le ocurría?
¿acaso no me conocía desde que era niña?
¿qué la atemorizaba...?
Un espeluznante grito brotó de sus labios
y huyó de habitación aterrorizada.

Y yo seguía sin entender que pasaba....

Llegó la noche... una suave brisa jugó con las cortinas.
Al levantar la vista te vi junto a la ventana.
Eras el ser más hermoso que hubiera visto jamás.
Me hipnotizabas... me seducías...
Recordé las pasadas noches… recordé tus visitas…
Extendiste tu mano, la tomé entre las mías...

Y entendí...

Habías venido a buscarme,
para iniciar juntos el camino oscuro de los sin vida....

Nacimiento vampírico

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Envuelto en espesa bruma el visitante nocturno ha llegado,
cubriendo con su capa negra un cuerpo desfigurado,
un rostro de duras facciones y los colmillos ensangrentados
por haber desgarrado la carne de las victimas que ha encontrado.

No ha logrado calmar su sed, a pesar de haber disfrutado
el placer de saber que ha su paso el terror va sembrando.
Solo podrá saciarla cuando absorba las últimas gotas
del ser que ha seleccionado para en la eternidad acompañarlo.
Y decide visitarlo…

…………………

La penumbra reina en la habitación cuasi vacía,
en la cual espero todas las noches tu visita.
He cubierto los espejos, las cortinas han sido corridas
las velas están encendidas…

A través de gélida habitación te deslizas
y aunque no logro verte, percibo tu aroma, intuyo tu sonrisa.
Te acercas despacio atravesando el oscuro cuarto
Te detienes junto a mí,
ha llegado el momento de satisfacer tu sed,
de culminar el trabajo que has estado realizando

Reclinas tu cabeza, a mi cuello la acercas,
clavas tus colmillos, desgarras mis venas
absorbes lentamente, disfrutas, saboreas…
los resquicios de vida que aún me quedan.

Se está agotando el tiempo…
Se va consumiendo la noche…
Ha llegado el momento…

Levantamos nuestras copas…
Bebemos de mi sangre las últimas gotas…
Disfrutando de este brindis macabro,
festejando que el final ha llegado…

La eterna vida en las tinieblas he comenzado…