Quise buscar mis sueños
pero no pude encontrarlos…
Hallé ensangrentadas las lágrimas,
mis fantasías estaban congeladas
y la ilusión había muerto de pena
olvidada en una lóbrega grieta.
Los recuerdos estaban perdidos en un sombrío laberinto,
las sonrisas talladas con una daga oprimían las entrañas
y las miradas estaban fijas en un profundo vacío.
Enredada en los brazos de la melancolía
encontré los resquicios de mi negra alma.
La miré… y la deje donde estaba.
Ya no valía la pena salvarla…
domingo, 19 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario